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Alex da Silveira Case

Last Case Update

Photojournalist Alex da Silveira lost his vision as a result of a rubber bullet impact in his eye, after a military police officer shot him during a demonstration. After two appeals, the Federal Supreme Court (STF) recognized Mr. Silveira’s right to compensation and declared that the Brazilian State should be liable if journalists are injured by security forces while covering protests.

El fotoperiodista Alex da Silveira perdió la visión como consecuencia del impacto de una bala de goma en el ojo, después de que un policía militar le disparara durante una manifestación. Tras dos recursos de apelación, el Supremo Tribunal Federal reconoció el derecho del Sr. Silveira a una indemnización y declaró que el Estado brasileño debe ser responsable si los periodistas resultan heridos por las fuerzas de seguridad mientras cubren protestas.

Alex da Silveira is a photojournalist who was wounded in one eye by a rubber bullet fired by a military police officer while covering a demonstration on May 18, 2000, organized by transportation and education workers in Sao Paulo. Alex was struck in the only eye that still had vision at the moment. As a result of the impact, he almost completely lost his vision and his ability to continue working while taking photographs.

The renowned photographer lost the vision in his left eye due to the impact and since then has fought for justice in his case. Although his right to compensation was recognized during the first instance trial, during the appellate stage the Tribunal de Justiça São Paulo (TJSP) (Court of Justice of São Paulo) subsequently endorsed the violent conduct of government security forces. The TJSP found Alex to be the one solely responsible for his injury, since he “remained at the scene of the upheaval,” revictimizing and blaming him for doing his job.

This decision was appealed before the Federal Supreme Court (STF), which decided in June 2021 by a large majority that the Brazilian State should be liable if journalists are injured by security forces while covering demonstrations, and recognized Mr. Silveira’s right to receive a compensation of 100 minimum wages (USD 22,000), as well as to be reimbursed for medical expenses incurred. Thanks to an agreement reached with the State of São Paulo, Mr. Silveira is currently receiving alimony on a monthly basis. However, there is an on-going dispute regarding the way to determine the final amounts corresponding to pension (the installments due since the judgment was issued) and non-material damage. Once they are calculated, an “ofício precatório” will be issued, which will hopefully lead to the full payment of these amounts.

Mr. Silveira had the support and legal advice of the law firm Rodrigues Barbosa, Mac Dowell de Figueiredo, Gasparian – Advogados. The organization Abraji, supported the case by filing an amicus brief discussing the need for the Court to respect the rights of citizens to demonstrate and assemble, of communicators to be free from violence in the exercise of their important journalistic work, as well as the duty of the security forces to guarantee and facilitate the exercise of the right to protest.

Alex da Silveira es un fotoperiodista que resultó herido en un ojo por una bala de goma disparada por un policía militar mientras cubría una manifestación, el 18 de mayo de 2000, organizada por trabajadores del transporte y la educación en Sao Paulo. Alex fue herido en el único ojo que en aquel momento conservaba capacidad visual. A consecuencia del impacto, perdió casi por completo la visión y la capacidad de seguir trabajando mientras tomaba fotografías.

El conocido fotógrafo perdió la visión de su ojo izquierdo a causa del impacto y desde entonces ha luchado para que se haga justicia en su caso. Si bien en el juicio en primera instancia se reconoció su derecho a indemnización, en la etapa de apelación el Tribunal de Justiça de São Paulo (TJSP) avaló posteriormente la conducta violenta de las fuerzas de seguridad. El TJSP indicó que Alex era el único responsable de su lesión, ya que “permaneció en el lugar de los disturbios”, revictimizándolo y culpándolo por hacer su trabajo.

Esta decisión fue apelada ante el Supremo Tribunal Federal (STF), que decidió, por amplia mayoría, que el Estado brasileño es responsable si los periodistas resultan heridos por las fuerzas de seguridad mientras cubren manifestaciones, y reconoció el derecho del Sr. Silveira a recibir una indemnización de 100 salarios mínimos (22.000 USD), así como a que se le reembolsen los gastos médicos incurridos. Gracias a un acuerdo con el Estado de São Paulo, el Sr. Silveira recibe actualmente una pensión alimenticia mensual. Sin embargo, existe un litigio en curso en relación con la forma de determinar las cantidades definitivas correspondientes a la pensión (las cuotas adeudadas desde que se dictó la sentencia) y al daño moral. Una vez calculadas, se emitirá un “ofício precatório”, que se espera conduzca al pago íntegro de estas cantidades.

El Sr. Silveira contó con el apoyo y el asesoramiento jurídico del bufete Rodrigues Barbosa, Mac Dowell de Figueiredo, Gasparian – Advogados. La organización Abraji, apoyó el caso presentando un amicus curiae discutiendo la necesidad de que el Tribunal respete los derechos de los ciudadanos a manifestarse y reunirse, de los comunicadores a estar libres de violencia en el ejercicio de su importante labor periodística, así como el deber de las fuerzas de seguridad de garantizar y facilitar el ejercicio del derecho a la protesta.

Alex’s case is not unique. In June 2013, Sérgio Silva, another photographer, was shot in the left eye by military police while covering a protest. He is also awaiting compensation for damages. The use of this less lethal ammunition is occurring in various parts of the region and the world in a worrying fashion. For example, during the 2019 social uprising in Chile, more than 400 people suffered eye injuries.

Against the backdrop of demonstrations and protests in Brazil, the organization Article 19 documented a series of violations committed by security forces, which include the following: failure to identify themselves, arbitrary detentions, disproportionate deployment of agents, disproportionate use of less lethal weapons (such as rubber bullets and tear gas), and even the use of lethal weapons.

In addition, since 2018, several demonstrations against democracy, women’s rights and LGBTI rights, or demonstrations that have been openly racist, have taken place in the country. In some cases, these were attended by the president and members of the government. Additionally, during several demonstrations in defense of democracy or in protest against certain decisions made by authorities, protesters were harshly repressed by security forces and attacked by extreme right-wing demonstrators sympathetic to the president. It is worrying that some protesters have been subject to criminalization stemming from weak accusations and that there is an increase in legislative initiatives aimed at restricting the right to protest, such as Decree No. 64,074, which since 2019 has made the right to protest dependent on authorization from the state of São Paulo, until the recent Federal Supreme Court decision on December 15, 2020 to abolish this requirement.

The lethality of police forces in Brazil is not just limited to the repression of protests. The first few months of 2020 have seen an increase in police lethality, despite a reduction in crime rates. This has occurred despite the fact that on June 5 Brazil’s STF ordered the police to halt their operations in Rio’s overcrowded favelas due to the pandemic.

El caso de Alex no es único. En junio de 2013, Sérgio Silva, otro fotógrafo, recibió un disparo de la policía militar en el ojo izquierdo mientras cubría una protesta. También está a la espera de una indemnización por daños y perjuicios. El uso de esta munición menos letal está ocurriendo en varias partes de la región y del mundo de forma preocupante. Por ejemplo, durante la revuelta social de 2019 en Chile, más de 400 personas sufrieron lesiones oculares.

En el contexto de las manifestaciones y protestas en Brasil, la organización Artículo 19 documentó una serie de violaciones cometidas por las fuerzas de seguridad, entre las que se incluyen las siguientes: no identificarse, detenciones arbitrarias, despliegue desproporcionado de agentes, uso desproporcionado de armas menos letales (como balas de goma y gases lacrimógenos) e incluso el uso de armas letales.

Además, desde 2018 han tenido lugar en el país varias manifestaciones contra la democracia, los derechos de las mujeres y los derechos LGBTI, o manifestaciones abiertamente racistas. En algunos casos, a ellas asistieron el presidente y miembros del gobierno. Además, durante varias manifestaciones en defensa de la democracia o en protesta contra determinadas decisiones tomadas por las autoridades, los manifestantes fueron duramente reprimidos por las fuerzas de seguridad y agredidos por manifestantes de extrema derecha afines al presidente. Es preocupante que algunos manifestantes hayan sido objeto de criminalización derivada de acusaciones débiles y que aumenten las iniciativas legislativas destinadas a restringir el derecho a protestar, como el Decreto n.º 64.074, que desde 2019 hace depender el derecho a protestar de la autorización del estado de São Paulo, hasta la reciente decisión del Supremo Tribunal Federal, de 15 de diciembre de 2020, de abolir este requisito.

La letalidad de las fuerzas policiales en Brasil no se limita a la represión de las protestas. En los primeros meses de 2020 se produjo un aumento de la letalidad policial, a pesar de la reducción de los índices de criminalidad. Esto ocurrió a pesar de que el 5 de junio de 2020 el STF de Brasil ordenó a la policía detener sus operaciones en las favelas superpobladas de Río debido a la pandemia.