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Peace Community of San José de Apartadó Case

The Comunidad de Paz de San José de Apartadó (Peace Community of San José de Apartadó) is known for its neutrality in the face of the internal armed conflict in Colombia and the extreme violence against it during that time. In May 2021, the Sala Plena de la Corte Constitucional (Plenary Chamber of the Constitutional Court) ratified its ruling in which it stated that the Comunidad violated the good name of the 17th Brigade of the Colombian Army when it publicly pointed out the existence of links between the military and paramilitaries to perpetrate human rights violations, such as the massacre carried out on February 21, 2005 by paramilitaries with the support of said brigade. In 2008, the Comunidad filed an initial petition before the Inter-American Commission on Human Rights related to broader human rights violations and they are currently awaiting a decision on the merits.

To this day, the Comunidad de Paz continues to suffer constant harassment by paramilitary elements who continue to move openly and on many occasions, visibly carry their firearms in different areas and paths of their territory. In addition,  the Comunidad de Paz has reported on the construction of illegal roads on their land, which puts their rights at risk.

La Comunidad de Paz de San José de Apartadó es conocida por su neutralidad frente al conflicto armado interno en Colombia, y la extrema violencia en su contra durante esa época. En mayo de 2021, la Sala Plena de la Corte Constitucional ratificó su fallo en el que afirmaba que la Comunidad atentó contra el buen nombre de la Brigada 17 del Ejército colombiano al señalar públicamente la existencia de vínculos entre militares y paramilitares para perpetrar violaciones de derechos humanos, como la masacre perpetrada el 21 de febrero de 2005 por paramilitares con el apoyo de dicha brigada. En 2008, la Comunidad presentó una petición inicial ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en relación con violaciones de derechos humanos más amplias, y actualmente están a la espera de una decisión sobre el fondo.

La Comunidad de Paz a día de hoy sigue sufriendo acoso constante por parte de elementos paramilitares que siguen transitando abiertamente y en muchas ocasiones portando visibles sus armas de fuego, en diferentes zonas y veredas de su territorio. Además, la Comunidad de Paz ha informado sobre la construcción de carreteras ilegales en predios que le pertenecen, lo que pone en riesgo sus derechos.

The Comunidad de Paz de San José de Apartadó (Peace Community of San José de Apartadó) came about in 1997 in the municipality of Apartadó, department of Antioquia, marked by its neutrality in the face of the conflict, and by the extreme violence against it during the conflict. The Comunidad de Paz has publicly pointed out the existence of links between the military and paramilitaries to perpetrate human rights violations. For example, the Comunidad referred to the February 21, 2005 massacre perpetrated by paramilitaries with the support of the 17th Brigade of the Colombian National Army, in which eight people from the Community were murdered, mutilated, and beheaded, including four minors, and the Community leader Luis Eduardo Guerra.

Commander Carlos Alberto Padilla of the 17th Brigade of the National Army, the same brigade of the soldiers convicted for their participation in the aforementioned massacre, filed a tutela petition arguing that the good name and honor of the military unit had been violated as a result of the Comunidad affirming the complicity between paramilitary organizations and the Army forces.

The Juzgado Segundo Promiscuo Municipal (Second Ordinary Municipal Court) of Apartadó protected the Army Brigade’s rights to honor and a good name, and ordered the Comunidad de Paz to rectify its publications, and to submit evidence of the irregularities indicated with respect to the National Army.  On January 28, 2019, the Sala de Selección de Tutelas Número Uno de la Corte Constitucional (First Selection Chamber for Tutelas of the Constitutional Court) considered it a “novel matter” where there was a “need to clarify the scope of a fundamental right”, and selected the case for review.

The United Nations Special Rapporteur on the promotion and protection of the right to freedom of opinion and expression filed an amicus curiae before the Constitutional Court calling for the special protection of freedom of expression in cases of protected expressions. Despite that, on August 21, 2020, the Review Chamber of the Constitutional Court considered that the rights to good name and honor of the military brigade were affected and considered that the statements made by the Comunidad about the Army did not have judicial support, and fell under “hasty generalizations and conclusions.” This even though, in 2019, the Supreme Court of Justice sentenced two officers and four sub-officers to 34 years for their co-participation and responsibility in the 2005 massacre perpetrated against the Community.

The Comunidad de Paz de San José de Apartadó continues to tirelessly defend its right to freedom of expression. The Colombian Army can in no way be considered a defenseless actor before the Comunidad de Paz, even more so, considering the links between the Colombian National Army, especially its 17th Brigade, and paramilitary groups during the Colombian conflict. This has been recognized by the Inter-American Court of Human Rights in the case of the Mapiripán Massacre v Colombia, in relation to the acts of violence against the Comunidad de Paz, and other cases of serious human rights violations committed in collusion.

The inhabitants of the Comunidad de Paz de San José de Apartadó have repeatedly been victims of the brutal violence perpetrated in the context of the conflict by paramilitaries, guerrillas, and the Colombian Army. This has earned them the granting of precautionary and provisional measures by the Inter-American Commission and Court of Human Rights. In July 2018, Father Javier Giraldo, in a court hearing before the Sala Penal de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Medellín (Criminal Chamber of Justice and Peace of the Superior Court of Medellín), pointed out that, to that day, 320 people had been killed; there were 500 threats and announcements of extermination; 100 tortures; 200 people deprived of their liberty in arbitrary and illegal operations; and more than 50 displacements; among other violations against the inhabitants. In 2008, the Comunidad filed an initial petition before the Inter-American Human Rights System related to the broader numerous violations of their human rights as a result of acts by state agents, paramilitary groups, and guerrilla groups settled in the region. They are currently awaiting a decision from the IACHR on the merits.

The harassment against the Comunidad de Paz has continued over time. In September 2021, its inhabitants publicly denounced that the Clan del Golfo, an illegal armed group, was executing a strategy to destroy the Comunidad de Paz, by making several accusations against it about alleged links with the Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) (Revolutionary Armed Forces of Colombia), that could lead to acts of criminalization and violence against its members.

La Comunidad de Paz de San José de Apartadó surgió en 1997 en el municipio de Apartadó, departamento de Antioquia, marcado por su neutralidad frente al conflicto y por la extrema violencia de la que fue objeto durante el mismo. La Comunidad de Paz ha señalado públicamente la existencia de vínculos entre militares y paramilitares para perpetrar violaciones de derechos humanos. Por ejemplo, la Comunidad se refirió a la masacre del 21 de febrero de 2005, perpetrada por paramilitares con el apoyo de la Brigada 17 del Ejército Nacional de Colombia, en la que fueron asesinadas, mutiladas y decapitadas ocho personas de la Comunidad, entre ellas cuatro menores de edad y el líder de la Comunidad Luis Eduardo Guerra.

El comandante Carlos Alberto Padilla de la Brigada 17 del Ejército Nacional, la misma brigada de los soldados condenados por su participación en la mencionada masacre, interpuso una acción de tutela argumentando que el buen nombre y la honra de la unidad militar habían sido vulnerados como consecuencia de que la Comunidad afirmara la complicidad entre organizaciones paramilitares y las fuerzas del Ejército.

El Juzgado Segundo Promiscuo Municipal de Apartadó tuteló los derechos a la honra y al buen nombre de la Brigada del Ejército, y ordenó a la Comunidad de Paz rectificar sus publicaciones, y presentar pruebas de las irregularidades señaladas respecto del Ejército Nacional. El 28 de enero de 2019, la Sala de Selección de Tutelas Número Uno de la Corte Constitucional lo consideró un “asunto novedoso” en el que había “necesidad de aclarar el alcance de un derecho fundamental”, y seleccionó la tutela para revisión.

El Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión presentó un amicus curiae ante la Corte Constitucional solicitando la protección especial de la libertad de expresión en los casos de expresiones protegidas. A pesar de ello, el 21 de agosto de 2020, la Sala de Revisión de la Corte Constitucional consideró que se afectaban los derechos al buen nombre y a la honra de la brigada militar y estimó que las afirmaciones hechas por la Comunidad sobre el Ejército no tenían sustento jurídico, y caían en “generalizaciones y conclusiones apresuradas.” Esto a pesar de que, en 2019, la Corte Suprema de Justicia condenó a 34 años a dos oficiales y cuatro suboficiales por su coparticipación y responsabilidad en la masacre en contra de la Comunidad en 2005, luego de que los militares fueran absueltos en segunda instancia.

La Comunidad de Paz de San José de Apartadó continúa defendiendo incansablemente su derecho a la libertad de expresión. El Ejército Colombiano de ninguna manera puede ser considerado un actor indefenso ante la Comunidad de Paz, más aún, teniendo en cuenta los vínculos entre el Ejército Nacional de Colombia, especialmente su Brigada 17, y grupos paramilitares durante el conflicto colombiano. Lo anterior ha sido reconocido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de la Masacre de Mapiripán vs Colombia, en relación con los actos de violencia contra la Comunidad de Paz, y otros casos de graves violaciones a los derechos humanos cometidas en connivencia.

Los habitantes de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó han sido víctimas en repetidas ocasiones de la brutal violencia perpetrada en el marco del conflicto por paramilitares, guerrillas y el Ejército colombiano. Esto les ha valido la concesión de medidas cautelares y provisionales por parte de la Comisión y la Corte Interamericanas de Derechos Humanos. En julio de 2018, el padre Javier Giraldo, en audiencia ante la Sala Penal de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Medellín, señaló que, hasta ese momento, 320 personas habían sido asesinadas; habían habido 500 amenazas y anuncios de exterminio; 100 torturas; 200 personas privadas de la libertad en operativos arbitrarios e ilegales; y más de 50 desplazamientos; entre otras violaciones contra los pobladores. En 2008, la Comunidad presentó una petición inicial ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos relacionada con las numerosas y más amplias violaciones de sus derechos humanos como resultado de actos de agentes estatales, grupos paramilitares y grupos guerrilleros asentados en la región. Actualmente están a la espera de una decisión de la CIDH sobre el fondo.
El hostigamiento contra la Comunidad de Paz ha continuado en el tiempo. En septiembre de 2021, sus habitantes denunciaron públicamente que el Clan del Golfo, un grupo armado ilegal, estaba ejecutando una estrategia para destruir la Comunidad de Paz, haciendo varias acusaciones en su contra sobre supuestos vínculos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que podrían conducir a actos de criminalización y violencia contra sus miembros.

Amicus brief filed by David Kaye, former UN Special Rapporteur for Freedom of Opinion and Expression